
Allí donde la Barcelona moderna deja de serlo. Allí donde el ruido de los coches apenas llega, empieza la Plaza de la Catedral y el Barrio Gótico.
Es adentrarse en una ciudad antigua y hermosa, llena de recuerdos, y de fantasmas que no quisieron marchar del encanto que se respira cada día.
La gente camina más lenta, como si allí no existiera el tiempo y la Plaza va adaptándose a la próxima Fira de Sta. Llúcia (Santa Lucía), donde los abetos, belenes y adornos de Navidad, unido a las melodías de "les nadales" (Villancicos), conforman un ambiente especial en el que los adultos se convierten en niños y las figuras del belén, toman vida.
Las lavanderas se acercan al río con su canasta llena de ropa, las ovejas van pastando mezclando el blanco de su lana con la hierba verde, los pastores almuerzan y en los ríos de plata, saltan los peces.
Los ángeles cantan la Buena Nueva, y los niños con los ojos bien abiertos de ilusión, tiran de la mano de sus padres que continuan enganchados delante de las paradas. Tantos recuerdos de la infancia...
La Catedral se eleva erguida, queriendo tocar el cielo con sus agujas, y cientos de turistas y barceloneses, entran a gozar de la vista interior del claustro y sus capillas.
Delante del Cristo de Lepanto, ejércitos de velas votivas, arden pidiéndole milagros.
Y fuera, en la noche, se elevan un coro de melodiosas voces cantando Gospel. Se les oye, pero apenas se les ve, por la multitud de personas que los rodean , gozando del espectáculo.
Tocan palmas, bailan y lanzan al cielo estrellado, sus armoniosas voces. Todo es distinto.La alegría entra en los corazones y tocamos las palmas al mismo ritmo que ellos.
Los ventanales y ventanucos del Barrio Gótico, iluminados nos contemplan. Y allí, por encima de todas las cabezas, de las notas del gospel y las campanas de la Catedral,dando las horas... Barcelona... nos contempla enamorada.
Malena
Dedicado a Ali Montero con todo mi cariño, por la alegría tan grande que me ha dado al venir a visitarme.Gracias por ser como eres, Ali.