domingo, 27 de septiembre de 2009

Paseando por el parque.


Parece que la lluvia se está convirtiendo en una presencia continua estos últimos días, pero no la recibo como a esa visita inesperada que trastoca nuestros planes, sino como a la vieja amiga que nos acompaña en los momentos íntimos de las confidencias.

Al verla caer, he pensado en mi parque, en ese parque que visito menos desde la marcha de mi Wiper, y he imaginado como estarán mis rosas de Siria recibiéndola; en como se estarán formando ondas en el pequeño lago, que se irán extendiendo hasta tocarse unas con otras; en las hojas de los castaños que se deslizarán suavemente, como en un baile armonioso, y las castañas que habrán caído, anunciando con su presencia, que el otoño está entrando en nuestros corazones, llenándolo de ese bienestar, de ese "caliu" que parece arroparnos con esos vestidos rojos, amarillos y marrones de sus hojas.

Imágenes de sueños vividos paseando plácidamente por sus caminos, personajes que nacieron en mi mente y que tomaron forma para vivir en el claro del bosque, aquel donde vive el Viejo Roble, bálsamo para las heridas que de vez en cuando nacen en nuestros corazones y así, sin pensarlo más, solamente acompañada por un viejo impermeable, he salido a reencontrarme con mis rosas, con mi lago, con mis caminos mojados por la lluvia. He salido en busca de mis sueños...


Malena

(Podeis ampliar la imagen porque es una preciosidad)

martes, 22 de septiembre de 2009

Cuando el cuerpo habla.


No voy a meterme en si este tema corresponde a la psiquiatría, a la psicología o a la medicina general. No me importa en absoluto porque lo que realmente me importa es la persona, y a una persona que sufre, tanto le da que le pongan una etiqueta u otra, lo único que desea es que cese su sufrimiento.

¿Dónde empieza? ¿Dónde acaba? ¿Me duele la cabeza porque padezco de migraña o porque las preocupaciones que no puedo resolver cargan mi cerebro haciéndolo estallar? ¿Tengo dolor de estómago porque se me está formando una úlcera o porque esos nervios que me martirizan se han centrado en él? ¿A quién voy para que me cure?

Somos tan complicados y a la vez tan sencillos...y nuestra alma está tan unida a nuestro cuerpo que una caricia, un abrazo, es capaz de mitigar los dolores físicos y los psíquicos, aunque sea momentáneamente.

Y es que nuestro cuerpo habla. Cuando no puede más habla a grandes voces y hay que saber escucharlo y una vez escuchado pedir la ayuda necesaria. ¿A quién? Primero a quien tenga la suficiente grandeza de corazón como para no rechazar la demanda de ayuda sea o no su especialidad. A quien sepa comprender esas voces, interpretarlas y encauzarlas.

Conozco personalmente al eminente urólogo Dr. Solé Balcells, discípulo y sucesor del Dr. Puigvert y un día hablando con él me comentaba que al paciente que sufre no solo hay que curarle el cuerpo sino también el alma y ésta a través del cuerpo y es que no somos tan complicados, solo pedimos que nos escuchen y nos traten con cariño.


Malena

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Cosa sencilla, cosa importante...


La vida cotidiana está formada por cosas simples y sencillas y depende de nosotros el darles mayor o menor importancia. Tengo en el ordenador cientos de canciones que he ido bajando y la verdad es que no están ordenadas, aunque yo enseguida las localizo, pero hoy me ha dado por crear carpetas para tenerlo todo más accesible.

En eso estaba, cuando al crear la de música italiana he descubierto una canción de hace muchos años y que a mi marido y a mí nos encanta y no he resistido la tentación de oirla.

Han sonado las primeras notas y le he llamado para que la escucháramos juntos y así sin decirnos nada se ha puesto detrás de mi sillón y poniendo sus manos sobre mis hombros nos hemos puesto a cantarla juntos.

Ha llegado uno de mis hijos y riendo le dice a mi marido: "Mamá está enamorada". No sé si estoy enamorada o no (yo creo que sí), lo que sé es que un acto tan sencillo como escuchar una canción puede convertirse en algo importante, tanto como para dejar por unos minutos lo que estás haciendo y poder disfrutarlo.

Y es que la vida está formada como dije al principio por pequeñas cosas.

...............

A mi marido en el día de nuestro aniversario de boda.


Malena

domingo, 13 de septiembre de 2009

Carta abierta para la Gata Coqueta


Mi querida Gata Coqueta: Bienvenida otra vez a los blogs después de ese retiro voluntario que tomaste. He recibido tu correo en el que me envías esta imagen con la cual me brindas una vez más tu amistad y como me conoces bien, y sabes de mi postura de no poner en mi blog ni premios ni regalos, me dices que haga con ella lo que crea conveniente, y lo que creo conveniente es mostrarla para decir que estoy muy orgullosa de ser tu amiga.

Que aunque no haga tanto tiempo que nos conocemos, ha sido el suficiente para admirarte por tu forma de ser. Yo no soy quien para hablar de tu vida pero las personas que hemos tenido la suerte de llegar a ese apartado tuyo que muy pocos conocen, sabemos de tu valentía, fortaleza y decisión ante los problemas con los que nos sorprende la vida y de que eres capaz de convertir un día del más frío invierno en otro de radiante primavera con tu alegría.

Que tus llamadas telefónicas siempre dejan el mensaje de que a pesar de los pesares, la vida es bella y de que hay que levantar el ánimo siempre.

Espero que muy pronto nos des una esperada y gran noticia. Sabes que te deseo lo mejor.

Mil besos y mil rosas de tu amiga.

Malena

lunes, 7 de septiembre de 2009

El avistamiento de orcas.


Juro que no soy una aventurera. Soy una persona tranquila y reposada a la que le gusta escribir, leer, escuchar música y contemplar la naturaleza, pero he venido a caer a una familia que disfruta con las aventuras.

Me explico. Antes de salir de España, mi marido me comentó que al día siguiente de llegar a Canadá, iríamos a la isla de Vancouver para conocer la capital, Victoria, y después de comer nos acercaríamos a intentar avistar orcas.

Bueno, me lo dijo así como una cosa normal y así lo asumí, pero no, no era tan normal. Nada más llegar nos hicieron firmar un papel eximiendo de responsabilidad a la compañía y a continuación, nos dieron un traje como aquellos de los pescadores que van a altamar. Ya empecé a mosquearme porque para dar un paseito (según creía) en una zodiac cerquita de la costa ¿para qué sería el traje aquel de buzo?

Nos subimos y estábamos rodeados de americanos y holandeses, en total éramos 12 y se me ocurre preguntar que cual era la duración del "paseito" y me contestan que ¡tres horas! ¡Madre de Dios, que paseito tan largo! Una advertencia: si alguien se encuentra mal que levante la mano con el pulgar hacia abajo.¡Y una porra! ¡anda que me voy a soltar yo de la barra para levantar la mano y caerme!

Para colmo me toca uno de los extremos y me separan de mi marido. Nada, aquí no pasa nada. ¿Qué no? El buen Micky que así se llamaba el piloto y guía, mete la directa y la zodiac empieza a dar saltos (Jesusito de mi vida, eres niño como yo...) mi marido volvió la cabeza para ver como iba yo y valientemente, solté una de mis manos para hacer el gesto de que le rebanaría el cuello. No volvió a mirarme más.

Vale. Ya estábamos bastante lejos de la costa en medio del Pacífico y empezamos a parar porque aquella era la zona donde se podían avistar orcas. Y sí, claro que habían y Miky se iba acercando más y más con la intención (pensaba yo) de presentárnoslas y la verdad, aquella tarde yo no estaba tan sociable como para intimar con ellas.

No sé si habeis estado alguna vez en los estudios de la Universal en Florida y habeis visto la atracción de la película "Tiburón", pero tiene un momento en el que sale al lado de la barca la cabeza del "bicho" y yo me temía que me fuera a salir como en la atracción la cabeza de la orca a mi lado. La verdad es que se portaron muy bien.

Fue emocionante y el movimiento al nadar era como un ballet suave y armonioso. Impresiona verte allí en un silencio absoluto rodeada por las aguas del océano siguiendo las estelas que van dejando y aproximándote a ellas.



Poco a poco la sensación de que me iba a dar un infarto fue desapareciendo pero en el momento de volver para la costa porque debíamos volver a Vancouver en hidroavión, a Micky se le ocurrió la idea de poner un poco más de emoción en nuestras vidas y puso la zodiac a 41 nudos, que al cambio, sale por unos 70 km/hora lo cual significa que saltos y más saltos y mi cara llena de agua. Eso sí es una descarga de adrenalina y lo demás es cuento. ¡Puf!

Después sí, la foto de rigor con sonrisa incluida. Solo le pido a Dios que a mi marido o a mis hijos no les de ahora por hacer puenting, pues después de mis experiencias (gracias a ellos) de volar en avioneta desde Barcelona hasta el desierto de Erg Cheebí, de hacer un tramo del París- Dakar en un 4x4 dando golpes en el techo y conducido por un marroquí que tenía la rara habilidad de conducir mientras se liaba un pitillo de "algo" y no sé cuantas cosas más, sé que decidan lo que decidan, yo acabaré haciéndolo.

¡Que cruz, Dios mío, que cruz!


Malena