lunes, 29 de septiembre de 2008

Teléfonos


Me has llamado por teléfono y me preguntas con voz de duda, que si la rabia es lícita. ¡Cariño! le he contestado, no es lícita solamente, es un deber, una obligación.

¿Qué consigues reprimiéndola? Eres demasiado inocente, amiga mía, y no te cabe en la cabeza, que desahogarse, en vez de hundirse, es la mejor opción.

Y me vuelves a preguntar que para qué sirve, si el "objeto" de la rabia no se va a enterar. Y sigues... ¿no es mejor la indiferencia? Me armo de valor y le digo que la indiferencia puede ser una opción, pero para llegar a ella, tienes que haber pasado primero por el proceso de la rabia, del dolor, y como colofón, la indiferencia.

Por tu voz percibo que estás digiriendo todo lo que te he dicho, y después de un silencio que parece que es una aceptación, me das las gracias con un :¿Qué haría yo sin tí?

La experiencia es un grado, amiga mía, y sé que antes o después volverás a llamar.


Malena

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Jugando a las cartas


Abrió los ojos sorprendidos por la luz de la mañana, y antes de levantarse, analizó cuales eran las cartas con las que tenía que enfrentarse aquel día a la vida.

No. Para él no era un juego, era un reto. Sabía desde hace tiempo que la vida era lucha, y por eso, analizaba cuales eran sus armas aquella mañana.

Aquel día, no había buen juego. No estaban las cartas de las ilusiones, pero sí tenía a su favor, la carta de la fuerza. Aquella con la que suplía a las otras.

Y con aquella carta, fue creando poco a poco, su día. El que se le había negado.

Buscó la belleza dónde sabía que podría hallarla, la ilusión, que escondida detrás de unas nubes grises, esperaba a que alguien la descubriera.

Buscó la paz y con ella fue impregnando cada poro de su ser.

Sabía que todo aquello acabaría, pero que las fuerzas eran imprescindibles para salir de aquel estado en el que las circunstancias lo habían aprisionado.

Y abrió la ventana, para que el aire fresco de la mañana acariciara su rostro. Todavía no sentía plenamente la vida en sus venas, pero sabía que era cuestión de tiempo, por eso no podía bajar la guardia, porque tener las cartas a su favor, estaba ya al alcance de su mano.

Malena

domingo, 21 de septiembre de 2008

Mirando al horizonte


Mi compañera de blogs, Alkerme, nos retó a los que quisiéramos "recoger el guante" a aportar una palabra, y al final, formar un poema, o prosa poética con todas ellas.

Los compañeros y palabras fueron los siguientes, y el escrito que hay a continuación, es el resultado de lo que me inspiraron.



Amor y libertad=Libertad Ligia= Abrazos; Esaotra= Equilibrio; Jorge Arce= Laberinto; Alimontero= Coherencia; Torosalvaje=Horizonte; Alf= Prócer; Fini= Confianza; El Vania= Pozal; Lore= Encanto; Ker= Sueños; Patri= Lagunera; Malena= Paz; Globocautivo= Adiós; Xmr= Aliento; Alkerme= Aire;La gata insomne= Aldaba.

Algunas palabras se las traían. ¡Ya me las pagarán! :)

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Amanecía...el aire traía el encanto de aquellos aromas, que viniendo desde más allá del horizonte, inundaban el ambiente de paz y de sueños.

Se sentó al lado del pozal, desde donde podía observar las tierras labradas y preñadas, que pronto darían su fruto.

Fue ayer, y lo sentía ya como algo lejano. Lo rememora y siente una punzada en el corazón. El adios y los abrazos, los lleva todavía en su piel, pero tiene la confianza de que hizo lo debido.

La tierra no da para más y un hombre como aquel, necesitaba respirar algo que no fuera el encadenamiento, necesitaba llenar su alma de libertad.

Ella lo sabía. Le veía debatirse dentro de aquel laberinto, entre el deber y su ansia de ser coherente con sus pensamientos.

Necesitaba encontrar un equilibrio, y ella se lo podía dar, por eso le ayudó.

Fue a su habitación y se quedó mirando la fotografía que reposaba sobre la mesa camilla. Los ojos de aquel prócer, que tanto les amó, le sonreía dándole aliento.

Tomó un sobre, en el que metió sus ahorros y fue a depositarlo dentro de la maleta, donde ya faltaba lo imprescindible para cerrarse.

Bajó las escaleras, y se sentó en aquella vieja silla desde donde veía cada día atardecer, esperando a que él bajara.

Tenía que ser fuerte, ya habrían momentos para derramar las lágrimas, que ahora no debían salir.

Le oyó acercarse, y se fundieron en un interminable abrazo. Después, lentamente, marchó cerrando la puerta mientras se oía el golpe de la aldaba .

Y allí quedó, rezando por su hijo, esta humilde madre lagunera.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Mi poema


En la quietud de la noche, quiero escribir un poema. Un poema sin letras, sin bolígrafo, sin papel...

El papel es tu cuerpo y mis manos van escribiendo sobre él, el más tierno poema. No salen palabras con las que exprese lo que te quiero. Simplemente, mis manos resbalando sobre tu piel, van derramando mis sentimientos.

Y al aire que llena la habitación, van subiendo poco a poco ténues luces que escriben en la pared con letras difuminadas, lo que de mi corazón va saliendo.

Esperanzas, ilusión, sueños y caminos compartidos, realidades, decepciones, apoyo, ternura, aceptaciones, lealtad, nobleza...

Y mientras, sin tú saber lo que estoy haciendo, se va formando el poema que para tí he estado escribiendo.

Me acerco suavemente a tu mejilla y te beso, mientras, como en una letanía, mis ojos te van diciendo:

Mi amigo...mi amante...mi compañero.

Wo ai ni

Malena

domingo, 14 de septiembre de 2008

Miradas


Me has mirado y te he mirado a los ojos, sorprendida. Jamás pude ver algo igual en una mirada, que tuviera el poder de estremecerme, de hacerme sentir empequeñecida.

Tú en tu mundo y yo en el mío, que dejó de serlo en unos instantes, para intentar comprenderte.

No es más rico el que más tiene. No es más sabio el que más ha estudiado. Se puede poseer el mundo sin tener bienes. Puedes tener más sabiduría cuando te la han enseñado las circunstancias.

Y tu mirada me ha hablado de tu orgullo, de tu nobleza, de tu decisión, de tus sueños, del dolor de tu tierra que implora el agua y la justicia...

En tu piel y en tu mirada yo he visto... la grandeza y el grito desgarrado de Africa.


Malena

martes, 9 de septiembre de 2008

He aprendido


Mi compañera de blogs, Mucha de la Torre, me dejó un comentario, con unas preciosas reflexiones sobre lo que había aprendido ella en la vida, e invitándome a que yo expresara las mías.

Sé que inconscientemente, lo he postergado porque me ha dado miedo. Miedo porque hay aprendizajes que sólo se consiguen a base de dolor y ese dolor deja huellas en el alma y conforman tu carácter.

Y lo que me pide Mucha, es que haga un exámen de conciencia y eso para mí, es como desnudar mi alma, aunque ya estais acostumbrados.

En fin... ¡Allá va!

He aprendido que:

- La vida no es fácil. Que hay subidas y bajadas anímicas y que de tí y de tus fuerzas depende todo.

- Que se puede ir con el corazón en bandolera, siempre que hayas levantado anteriormente tus mecanismos de defensa.

- Que si no te quieres a tí misma, si no te valoras , poco podrás hacer por los demás.

- Que hay diferencia entre conocidos y amigos. Que el título de amigo hay que ganárselo y hay que saberlo conservar como un gran tesoro.

- Que no se debe de odiar. Que detrás de una persona que te hace daño, pueden haber miles de traumas. Entonces lo que debes de hacer es alejarte y olvidar.

- Que después del cáncer que tuve, mis prioridades cambiaron, pasando a primer término mi familia. Sí que me sentía orgullosa de mis logros profesionales pero ante mi familia, estos logros pasaron a segundo término.

- Que sólo una persona que ha sufrido intensamente por cualquier tipo de circunstancia, puede comprender a los que sufren y debe estar al lado de ellos, ayudándolos.

- Que es importante ser y sentirse mujer.

- Que siempre, siempre, sale el sol después de la lluvia y que ésta, nos enseña también cosas.

- Que el respeto debe ser un valor en alza.

- Que nunca debes borrar de tu personalidad, el alma del niño que fuiste y sorprenderte cada día.

- Que una de las cosas más bellas de la vida es compartirla con la persona que amas.

Y... muchas cosas más, porque cada día se van aprendiendo cosas nuevas. Así es la vida.

Y ese es el desnudo integral de Malena.


Mil besos para todos.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Amaneciendo



El sol se levanta

Sobre el sendero a la montaña

Al perfume de los ciruelos.


Bashô
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Iba a vestirme, cuando he oido el golpear de la lluvia contra los cristales, que ya no dejan ver la escasa claridad de este día, que amaneció lluvioso.

Silenciosa, sin molestar a mis hermanas, me he acercado lentamente a la ventana empañada ya por el vapor.

Como una niña, he dejado resbalar mis dedos por ella y he dibujado un corazón.

Elevo los ojos y solo puedo divisar las flores rosas de mis cerezos, enganchadas a las ramas, y dejando resbalar como en una cascada, las gotas que con fuerza caen sobre él.

Día gris que trae lejanas melancolías al ritmo del shamisen. Esa música que en estos momentos, sólo puedo escuchar yo en mi corazón.

Y mientras, entre dos nubes puedo ver como se esfuerza en salir el sol, y medio diviso, a lo lejos, mi querido Hiei.

Mi querido monte. Mi norte y mi guía, donde cada día miro, porque sé que más allá, estuvo mi hogar.

No quiero melancolías. Es hora de empezar. Borro con mis dedos el corazón. Exhalo un poco más de vapor y dibujo un sol.

Oigo voces y risas... Mis hermanas se levantan y me saludan ... La vida empieza ya en la okiya.


Malena

lunes, 1 de septiembre de 2008

Caminando entre la niebla


Tuve que empezar a caminar. Delante de mí se abría un camino, y aunque la niebla me impedía ver hacia dónde se dirigían mis pasos, supe que era el momento y debía de hacerlo.

El manto gris blanquecino, me envolvía y la humedad se adentraba en mis huesos. Todos mis miedos salieron para hacerme compañía.

Mis miedos y mis vivencias, que llevaba encima como si de una maleta se tratase, e intentaban no dejarme caminar, cómo un lastre que pesaba, haciendo mis pasos más lentos.

Camino gris, sin luz, difícil de caminar. Mis miedos me hablaban y yo los acallaba, y mientras lo hacía, mi mente imaginaba lo que no veía.

Intuía que a ambos lados del camino, habían árboles, y que sus copas se juntaban acariciándose.

Que el aire pasaba entre ellos, componiendo al rozar con las hojas, una sinfonía. Y sabía, sobre todo, que al disiparse la niebla, te vería a tí esperándome.

E imaginar tu sonrisa y el amor en tus ojos, hicieron desvanecerse para siempre mis miedos y llenar mi corazón de alegría, porque al final del camino... sabía que me perdería entre tus brazos.


Dedicado a mi marido. A mi compañero.


Malena