El post "culpable" de la escapada.

Hay días en los que decides sin haberlo previsto anteriormente, que debes de hacer cambios en tu vida. O quizás estoy equivocada y es el resultado de pequeños "toquecitos" que te ha ido dando tu subconsciente y llega el día en que te crees que eres tú la que ha tenido de golpe tan brillante idea.

No es fácil ¿Quién dijo que los cambios no son traumáticos? Y como Juana de Arco, he preparado mis armas para batirme en buena lid.

Pero cuando se trata de sentimientos ¿Cuales son tus armas? Trato de pensar y se me ocurre entre otras cosas, la negación. Pero no, no se puede negar la existencia de algo que ha sucedido, de la misma forma que no puedes negar la vida.

En el caos mental en que se ha convertido mi mente, hay miles de sensaciones que tan pronto se dan la mano, como se dan de tortas con toda su saña.

¿Cómo poner orden? Siento ganas de transformar esos sentimientos en algo físico. Algo que me quite la somatización que me hace daño. Y pienso en bailar. Necesidad de iniciar un baile que exprese cada uno de mis sentimientos. Y cierro los ojos e intento verme en un espacio amplio. Sin espectadores.

Algo así como me siento cada vez que oigo la canción de Midnight de "Cats". Siempre imagino ese espacio y bailo con mi imaginación dando vueltas, girando sobre mi misma. Alzando los brazos hacia esa luna que me contempla impasible sin decirme nada.

Intentando elevarme hasta las estrellas. Abrazándome para darme calor, para protegerme a mi misma, para reafirmar mi fuerza. Y me deslizo casi sin apoyar mis pies en el suelo, hacia un lado y hacia otro, como buscando manos que se extiendan hacia mí diciéndome sin palabras que en un momento puedo recurrir a ellas.

Y sigo bailando y noto como mi alma por un momento se va aliviando y va soltando lastre. En estos momentos sé que lo conseguiré. Que no será fácil pero que lo conseguiré. Unas veces será bailando, otras entonando bellas melodías y otras con un par de narices.

Pero este caos irá desapareciendo y mis objetivos se irán cumpliendo suavemente, sin hacer ruido, hasta que un suspiro de felicidad, diga que la batalla ha terminado. ¡Bien por mí!

Malena