Como un hada

Después de escribir el post anterior y leer vuestros comentarios, sentí como si os hubiese engañado. Me explico.

Este fin de semana no salí de Barcelona y la verdad es que el domingo no amaneció soleado ni sonriente. Ante esto, la primera reacción al ver el día fue decir:¡Un poquito más en la cama! y eso es lo que hice.

Pero en ese tiempo que permanecí de más, mi mente empezó a funcionar y la transformé en el hada de Cenicienta que iba cambiando calabazas por carrozas con caballos y ratoncillos por elegantes palafreneros.

Así fui transformando cada elemento que me rodeaba en lo que yo deseaba que fuera, de tal forma que me vi en aquella casa en medio de la campiña rodeada de árboles y con una brisa que acariciaba las hojas de los árboles.

A medida que los iba creando, iban saliendo más elementos que embellecían la mañana y hasta mí llegaba el aroma a café que puede que estuviera preparando mi marido en la cocina.

Hasta que llegó un momento en que en mi mente se creó por completo un día diferente del que en realidad tenía delante, y vi el sendero que me invitaba a caminar, y oí el murmullo del rio que hablaba de las montañas por las que había bajado, y me sentí llena de una tranquilidad y de paz, y me dije que bendita imaginación que como el hada de Cenicienta, había sido capaz de transformar un día gris y plomizo, en un avance de esa primavera llena de vida, que quise compartir con vosotros.

¿Me perdonais? Es que mi corazón de nuevo vuelve a soñar.

Malena