
Hoy he sacado más tarde a pasear a Wiper por el parque, y la verdad, no me he arrepentido, porque la casi soledad con la que me he encontrado ha sido un verdadero placer.
Yendo por uno de los caminos, he pasado por debajo de un árbol que da unas pequeñas flores de color violeta y que justo cuando yo pasaba, ha coincidido que iban cayendo lentamente como una lluvia de color y que formaba una alfombra sobre el suelo.
Me ha hecho sonreir porque podía parecer una secuencia de la película "Fantasía", pero al mismo tiempo les he dicho:"Tontas,¿Por qué caeis del árbol? y muy quedamente me han respondido:"Para hacerte feliz". Ha sido un diálogo especial pero tierno.
He seguido los pasos de Wiper, que realmente es el que me conduce por mucho que yo lleve la correa, y para no perder la costumbre, me he puesto a filosofar y me ha salido sin querer esta sentencia: La vida nos estafa. Pero a continuación la he pasado a interrogativa. ¿La vida nos estafa?
Y aquí fue donde me puse con mis elucubraciones. No. La vida no nos estafa. Nos estafamos nosotros mismos transformando algunas situaciones reales en como realmente nos gustaría que fueran. Nos ponemos una venda y actuamos según ese patrón que hemos creado.
Ponemos a las personas los atributos que nos gustaría íntimamente que tuvieran y así va pasando la historia. Va pasando hasta que unos vientos cruzados nos arranca esa venda que nos pusimos para transformar la realidad, y es cuando vemos que nosotros mismos creamos la estafa.
Y primero viene la desilusión y luego la rabia. La peor rabia porque no le podemos echar la culpa a nadie sino a nosotros mismos y el mejor de los piropos que nos echamos es el de imbecil.
Después de un tiempo viene la calma y es entonces cuando suavemente, susurrando al oido, la vida como una madre nos dice: Ya te lo había avisado...
Malena