Barcarola

Decidimos salir a sentir el olor a tierra mojada, a ver como brotaban los colores de las plantas bajo el milagro de esa esperada lluvia. Una lluvia que caía momentos antes con fuerza, y que ha pasado a ser una lluvia dulce y pausada que va acariciando las hojas, como pidiéndoles perdón por su absurdo enfado anterior.Seguimos caminando dejando que también cayera como bálsamo sobre nuestros cuerpos.

En el suelo, se han formado pequeños lagos de color plata, que reciben a las hojas que han decidido navegar en un mar inexistente y sin olas. Y mientras, en el cielo, las nubes van desapareciendo una detrás de otra, dejando al arco iris que abrace tiernamente a la tierra que se deja acariciar mimosa.

Tres... dos... una... las gotas de lluvia que no han querido caer y se han quedado reposando en los árboles, van haciéndolo ahora suavemente sobre la hierba, adornándola como con perlas de un oriente finísimo.

La calma poco a poco se ha instalado entre hierbas, árboles y flores y antes de que la vista pueda percibirlas, van apareciendo suavemente, con delicadeza, meciéndose entre gasas y tules los pequeños seres, las pequeñas ninfas que con flores en sus cabellos se elevan y descienden en un suave baile.

No hagamos ruido... Guardemos silencio... Es el canto de la Naturaleza...

Malena